viernes, 31 de julio de 2009

La empanada no sabe de gustos y colores....

Y lo demuestran estas imágenes.....no hay límite de forma, de tamaño de sabor....de nada ¿Será por eso que se la llama empa-nada?






















El relleno para las empanadas gallegas

Ver para creer y aprender.... especial da gusto, disfrutenlo, es la voz de la experiencia...

Cómo se prepara la masa de empanada gallega

Ver para aprender....

Masa parte primera





Masa segunda parte



La empanada en la antiguedad...la gallega


“... Y dicen que por aquel entonces, allá por el siglo XII, los antiguos peregrinos sabían que estaban ya llegando a Santiago de Compostela cuando, desfallecidos y hambrientos, desde los montes cercanos sentían ya el agradable olor de las empanadas… de pan… y de vieiras... convirtiéndose así la empanada en una nueva y sabrosa Guía del Camino y apetitoso aliciente para volver a peregrinar”.
Nos podemos hacer una idea de lo muy antigua y buena fama de la empanada gallega trasladándonos a Santiago de Compostela, donde allá por el siglo XII, uno de los famosos escultores de la época, el Maestro Mateo, decidió plasmarla para su posteridad en algunos de los más importantes y atrayentes monumentos de la época... como por ejemplo en el Pórtico de La Gloria de la Catedral compostelana y en algunas esculturas existentes en el Palacio de Gelmírez anexo a la misma. Probablemente muchos de los millones de peregrinos que hoy día se acercan a Compostela ignoran que, cuando alzan su mirada para admirar dichos monumentos, sobre sus cabezas muy probablemente se encuentran las empanadas más antiguas del mundo. Así pues, cuando visitemos Santiago de Compostela, acerquémonos, por ejemplo, al Palacio de Gelmírez, donde podremos observar, en una de sus plantas superiores, diversas esculturas de la época con representaciones de nobles comensales deleitándose en banquete con sabrosas empanadas… lo cual nos dará una idea de la antigüedad del origen de tan apreciado manjar, como también de su gran categoría gastronómica al incluirlo como plato, muy probablemente, en más de un banquete real de la época.